Hidratación para la lactancia
La ingesta insuficiente de agua durante el embarazo puede provocar complicaciones graves , como niveles bajos de líquido amniótico, trabajo de parto y nacimiento prematuros y defectos del tubo neural; pero también puede afectar los niveles de producción de leche materna, lo que resulta en leche insuficiente para su bebé.
La leche materna se compone de alrededor de un 90 % de agua , por lo que tiene sentido que exista una relación entre la ingesta de líquidos y los niveles de producción. La lactancia materna tiene beneficios para la salud a largo plazo tanto para usted como para su bebé y los profesionales de la salud la recomiendan porque:
- Está perfectamente diseñado para tu bebé.
- Protege a tu bebé de infecciones y enfermedades.
- Te brinda beneficios para la salud.
- Puede ayudar a reducir el riesgo de diarrea y vómitos de su bebé.
- Puede ayudar a prevenir la obesidad.
- Puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
¿Cómo saber si estás deshidratado?
Mantener niveles óptimos de hidratación es vital para la lactancia. No beber suficiente agua puede afectar directamente los niveles de producción de leche materna. Los signos de deshidratación a tener en cuenta son:
- Orina de color oscuro
- Orinar con menos frecuencia
- Sed extrema
- Mareo
- Fatiga
- Confusión
La deshidratación leve puede afectar el estado de ánimo y la memoria. Muchas mujeres notan que, poco después de comenzar a amamantar, sienten mucha más sed de lo habitual. Este aumento de la sed es provocado por la hormona oxitocina, que naturalmente afecta el mecanismo de la sed, animándote a beber más agua para mantenerte hidratada.
Los expertos recomiendan beber de 2,5 a 3,5 litros de agua al día durante la lactancia, para mantener niveles saludables de hidratación y garantizar que no disminuya la producción de leche. Sin embargo, la realidad de hacer esto no siempre es sencilla; La vida con un nuevo bebé significa que no es fácil recordar las cosas y, a veces, ¡cuidarse a sí mismo puede pasar a un segundo plano! Una solución simple a esto podría ser beber un vaso de agua antes y después de cada vez que alimentas a tu bebé. Los bebés recién nacidos necesitan ser alimentados poco y con frecuencia durante el día; al beber un vaso de agua fresca cada vez, estarás creando un hábito inquebrantable para mantenerte hidratada.
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